Nuestra historia

Orígenes y comienzos de la empresa

La historia de Montesierra se remonta al siglo XIX, en Frades de la Sierra (Salamanca), cuando las primeras generaciones de la familia Martín comenzaron a dedicarse con esmero a la elaboración de productos de matanza. Aquel espíritu emprendedor se consolidó con Manuel Martín Hierro, nacido en 1927, quien desde joven trabajó junto a su padre en la empresa familiar “Hijos de Teodoro Martín”, centrada en la ganadería, jamones y embutidos.

En 1977, Manuel dio un paso decisivo: adquirió un matadero en Jerez de la Frontera e inició así la actividad de Montesierra en Andalucía, junto a su hijo José Manuel. El nombre de la empresa, “Montesierra”, recoge la esencia del jamón ibérico: el monte, donde el cerdo se cría en libertad, y la sierra, donde se curan los jamones de forma natural.

Cuarta generación: José Manuel Martín

En 1986, José Manuel Martín asumió la dirección de la empresa familiar, dando continuidad al legado recibido y apostando por la excelencia del producto ibérico. Bajo su liderazgo, Montesierra amplió su presencia en Jabugo, en pleno corazón de la Sierra de Huelva, con el objetivo de perfeccionar el proceso de curación en uno de los entornos más reconocidos del mundo.

Gracias a un modelo de ciclo cerrado que abarca desde la cría del cerdo hasta la distribución del producto final, Montesierra garantiza calidad, trazabilidad y sostenibilidad en cada etapa. Hoy, con la incorporación de la quinta generación de la familia Martín, el proyecto continúa creciendo, sin perder sus raíces ni el respeto por los métodos tradicionales.

Contamos con tiendas propias en Jerez y Jabugo, y con un restaurante donde los productos Montesierra se transforman en experiencia. Somos una empresa familiar que combina tradición e innovación para ofrecer productos ibéricos únicos, nacidos del respeto por el entorno y la pasión por el buen hacer.

Nuestros hitos

Una historia que perdura

El alma de Montesierra

Misión

Visión

Valores

En Montesierra, los valores no son solo palabras: son la base de cada decisión, de cada proceso y de cada producto. Nacidos de nuestra historia familiar y reforzados por años de experiencia, representan nuestro compromiso con la calidad, las personas y el entorno. Son los que nos han traído hasta aquí y los que nos guían hacia el futuro.

Nuestra historia es la de una familia que ha trabajado con constancia y dedicación para crecer desde el respeto al oficio. Nada ha sido fruto de la casualidad: el esfuerzo diario, el cuidado en cada detalle y el compromiso con el trabajo bien hecho son parte esencial de nuestro ADN.

Nuestra historia es la de una familia que ha trabajado con constancia y dedicación para crecer desde el respeto al oficio. Nada ha sido fruto de la casualidad: el esfuerzo diario, el cuidado en cada detalle y el compromiso con el trabajo bien hecho son parte esencial de nuestro ADN.

Nuestra historia es la de una familia que ha trabajado con constancia y dedicación para crecer desde el respeto al oficio. Nada ha sido fruto de la casualidad: el esfuerzo diario, el cuidado en cada detalle y el compromiso con el trabajo bien hecho son parte esencial de nuestro ADN.

Nuestra historia es la de una familia que ha trabajado con constancia y dedicación para crecer desde el respeto al oficio. Nada ha sido fruto de la casualidad: el esfuerzo diario, el cuidado en cada detalle y el compromiso con el trabajo bien hecho son parte esencial de nuestro ADN.